DOCUMENTO DEL MES (NOVIEMBRE 2020) - ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL

DOCUMENTO DEL MES (NOVIEMBRE 2020) - ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL

04/11/2020

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Como marca la tradición, el mes de noviembre destaca por varios hitos que ni queremos ni debemos olvidar, principalmente por nuestra cultura, es un mes dedicado a los difuntos.

 

Nuestro cementerio se prepara semanas antes, adecentando cada familia su panteón y llevando flores a los difuntos pues se celebra el 1 de noviembre día de todos los Santos y el 2 día de todos los difuntos.

 

En lo que respecta al Archivo Histórico Municipal, hemos encontrado bastante documentación acerca del Cementerio Municipal "Santiago Apostol".

 

Nos parece de gran interés dar a conocer el primer reglamento de régimen interior realizado el año 1929, reglamento que ha estado vigente hasta hace pocos meses que se ha sustituido por uno nuevo, no diferenciándose mucho en sus clausuras uno del otro, ambos imprimen una serie de normas y buen comportamiento dentro del Campo Santo.

 

Consta de 11 artículos donde explica el buen uso de todo el cementerio con sus instalaciones, normas tan básicas y sensatas que son de fácil cumplimiento por parte de toda la ciudadanía.

 

Sigamos respetando nuestras tradiciones, pues todas ellas hacen que seamos quienes somos y que hemos sabido beber de la fuente de nuestros antepasados.

 

Hagamos que Don Juan Tenorio cada año surja para buscar a su amada Doña Inés, arrepentido por su mal obrar. La pluma de Zorrilla nos hace reflexionar hasta dónde puede llegar un amor verdadero.

 

Mes de castañas y batatas asadas, de huesesitos de santos y calabaza en dulce, de arrope y de tantos platos típicos que nuestros fogones guardan en su memoria.

 

El día de todos los Santos paseaban los monaguillos por nuestro pueblo acompañados del tañir de una carrañaca (antiguo instrumento musical) y cantando esta canción:

 

"Ángeles somos
del cielo venimos
agua traemos
limosna pedimos."

 

Iban pidiendo casa por casa algo para comer. Una vez hecho acopio de las viandas, subían a la torre de la Iglesia para pasar allí la noche, tocando las campanas por los difuntos y cómo no, disfrutando de lo recogido que portaban en una canasta. Solía ser castañas, nueces, batatas asadas y alguna que otra golosina como correones y algarrobas.